- 22 de noviembre de 2025
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Dtor José Luis Moreno Aranda: Exhorta a los Empresarios a Poner a las Personas por Encima del Capital
El verdadero valor de una empresa no se mide por su infraestructura ni por sus logros económicos, sino por las personas que la conforman.
POR: Rosario Bareño Domínguez
FOTOS: Luis Francisco Rodriguez
Con un llamado a los líderes empresariales a ejercer su responsabilidad con sentido ético y humano, recordando que “la gloria de Dios es que el ser humano viva y viva en plenitud”, el Doctor y sacerdote José Luis Moreno subrayó que el verdadero valor de una empresa no se mide por su infraestructura ni por sus logros económicos, sino por las personas que la conforman.
«No hay nada más importante y valioso que la gente; son ellas quienes, con su esfuerzo, conocimiento y dedicación, hacen posible cada éxito empresarial»
…afirmó.
Moreno Aranda, en la conferencia denominada “Haciendo negocios con el diablo”, cuando la ética y la supervivencia parecen incompatibles que impartió a los miembros de la Asociación de Empresarios y Dirigentes A.C., abordó los retos que enfrenta la humanidad tras la pandemia y los conflictos internacionales, destacando la urgencia de reconstruir la esperanza colectiva.
«Fuimos testigos de la solidaridad mundial durante la pandemia, pero pronto volvimos a las guerras y divisiones. Los empresarios tienen el poder de marcar la diferencia con acciones que generen bienestar y justicia social»
…apuntó.
Jesuita, académico e ingeniero mecánico electricista por la UNAM, Maestro en Ciencias y Doctor en Filosofía por la University of Wisconsin reflexionó sobre la necesidad de discernir constantemente para buscar el bien mayor, incluso en un entorno marcado por la desigualdad y la corrupción.
«El mundo empresarial enfrenta tentaciones que surgen de los instintos de acumulación y poder, pero el liderazgo auténtico debe inspirarse en el servicio a los demás»
…expresó.
… citando el Evangelio de Marcos: “Quien quiera ser grande, que se haga servidor de los demás”. Docente universitario por más de dos décadas, director de diversas áreas en la Universidad Iberoamericana y autor de más de 14 libros de matemáticas y de obras de reflexión como “Dios y la Ciencia” en las que vincula fé, razón y educación, Moreno Aranda combina el pensamiento científico con la formación ética y espiritual, inspirando a nuevas generaciones a encontrar sentido y trascendencia en el conocimiento.
Inspirado en los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, el conferencista invitó a los asistentes a practicar el discernimiento de espíritus, una herramienta que —dijo— permite distinguir lo que conduce al bien común.
«Todas las cosas creadas son buenas, pero debemos elegir sólo aquello que nos ayuda a alcanzar el fin para el cual fuimos creados: servir y hacer el bien»
…recordó.
El Licenciado Pedro Mario Soto Reynoso, presidente de la Asociación, destacó la relevancia del mensaje de Moreno Aranda para los empresarios: “Es un recordatorio de que nuestra responsabilidad va más allá de los resultados económicos; las personas que conforman nuestras empresas son nuestro mayor patrimonio y debemos guiarlas con ética, solidaridad y compromiso social”.
El sacerdote exhortó a los empresarios a asumir con honestidad su responsabilidad social. “Cada decisión empresarial repercute en familias, en vidas. Por eso, discernir el bien mayor significa poner el bienestar de los demás en el centro de nuestras decisiones”.
VISIÓN EMPRESARIAL
Los dueños, accionistas y directores de las empresas que mueven la economía del país se sienten muy orgullosos de las grandes instalaciones que tienen, de los desarrollos tecnológicos o comerciales que han logrado, de las inversiones que han consolidado en los bancos y si les preguntamos alguno de ellos, de ellas, que es lo más valioso que su empresa tiene, no dudarían en darnos un inventario de los logros tecnológicos, comerciales o económicos.
“Creo que esta podría ser la visión empresaria. Sin embargo, vista esta misma empresa utilizando los lentes del evangelio del humilde carpintero de Nazaret e inmediatamente nos daríamos cuenta que lo más valioso que la empresa tiene y lo que debemos cuidar y resguardar es la gente que ahí labora”.
No hay nada más importante y valioso que la gente, destacó. Ya que son ellos, son ellas las que gracias a su esfuerzo, dedicación, conocimiento y habilidades han hecho posible que esos logros de los que nos sentimos tan orgullosos se hayan hecho.
«Más bien, quién entre ustedes quiera llegar quiera ser grande, que se haga servidor de los demás y quien quiera ser el primero que se haga servidor de todos. Porque el hijo del hombre no vino a ser servido, sino a servir y dar su vida como rescate para muchos»
…manifestó el sacerdote.
Cuando cerramos todos los días la deshonesta y descarada corrupción de muchas personas que tienen autoridad debido a los cargos públicos que los que pagamos impuestos les hemos concedido, cuando constatamos la insaciable necesidad de muchos empresarios, comerciantes o banqueros de enriquecerse y ser los más poderosos que otros, quizá pudieran servirnos para guiar nuestro discernimiento las palabras del maestro.
Hizo alusión a la pandemia en que la humanidad completa se vio afectada y tremendamente golpeada. Alrededor de 6 millones de personas perdieron la vida en la pandemia, quizá alguna de ellas era alguno de nuestros seres queridos. No hubo país o región en el mundo que no se viera afectado. Todos nos sentíamos vulnerables e incapaces de vencer al amenazante virus.
Ante este panorama de desolación y muerte, aislados en nuestras casas, pero gracias a los modernos medios de comunicación social, presenciamos cómo la humanidad completa y en todos los países, empezando por los más poderosos, había un deseo de ayudar a otros para terminar con la pandemia.
La solidaridad y servicio altruista que observamos es el signo claro de que en el corazón de todos los seres humanos, del mundo entero sin distinción de su religión, raza o estatus social, habita el Dios vivo y verdadero, el Padre bueno que se solidariza con nosotros.
Es un gran gozo recordar que gracias a la colaboración de los científicos del mundo entero pudimos poco a poco ir terminando con el mortal virus. Pero al mismo tiempo es muy triste recordar cómo una vez que empezaba la humanidad a regresar a la normalidad comenzaron las guerras, invasiones y destrucción. No se trata de señalar o juzgar a otros, sino marcar claramente la diferencia. Debemos ser un signo de cambio de una nueva esperanza.
LOS JÓVENES Y LA IGLESIA
Los jóvenes tienen un vacío interior muy grande, lamentó casi al finalizar su conferencia. Pero la iglesia no está satisfaciendo esa necesidad. “Creo que es un problema que tenemos los dos, los jóvenes en la iglesia. Y que necesitamos mucha ayuda”.
La iglesia necesita modernizar un poco su teología, admitió, necesita también actualizar un poquito su visión del futuro y del mundo. El Papa Francisco pues fue un gran visionario y él vio hacia los pobres, al estilo Francisco.
Y eso trae una nueva esperanza a las jóvenes diciendo, «No se trata de tener disertaciones teológicas, sino se trata de ver a los a los pobres y tratar de ser parte de un mundo que se reconstruya y quiere ser soberano.» Yo creo que tiene muchas cosas, ¿no? Pero sí, ciertamente una manchita ha hecho una cosa grande. O no lo sé.
Los jóvenes del mundo entero se han reunido y protestan honestamente contra la corrupción, el abuso, el nepotismo y la destrucción que hemos ocasionado al planeta Tierra que ahora ellos están heredando.
“Quieren hacer las cosas de manera diferente. Que lo viejo termine y empiece una nueva época. No quieren ser como sus padres y antepasados. Quieren marcar la diferencia. Esos sinceros y apasionados deseos son el signo más claro de lo que significa ser joven y querer tener una esperanza que marque el rumbo de su futuro”, enfatizó.
Ellos, ellas, al observar la manera de proceder de los que ahora mueven la política y la economía del país, escuchan en el fondo de sus conciencias las palabras del maestro. No han de ser así entre ustedes. Las toman en serio y utilizando los medios que están a su alcance, hacen escuchar sus voces y arriesgan sus vidas”, detalló.
EN LA EMPRESA
Discernir para buscar el bien mayor en el buen funcionamiento de una empresa ciertamente no es fácil, reconoció.
Ya que hay variables en la ecuación que tenemos que resolver que no dependen de nuestras decisiones, sino que son parte de lo que llamamos «el pecado o el mal social”.
A todos los seres humanos, al igual que a todos los animales no racionales, la naturaleza nos ha dotado de instintos para que la supervivencia sea viable. El instinto de escapar ante el peligro, la necesidad instintual de comer, el instinto sexual, etcétera.
En el ser humano, a diferencia de los animales no racionales, los instintos están mediados, perdón, por la inteligencia. Y ciertamente los principios morales y éticos que tenemos son parte de las herramientas que nos permiten mediar los instintos, comentó el conferencista.
El instinto a la supervivencia cuando nuestro ser moral no es suficiente hace que tengamos la necesidad de acumular a costa de los demás. Nos hace envidiosos e incapaces de ver las necesidades de los demás. Estos instintos poco mediados por la inteligencia humana producen sistemas sociales y políticos injustos y corruptos.
«Que hacen la convivencia comercial y social muy compleja y enfermiza. El pez grande quiere comerse al pez chico. El fuerte abusar del más débil, el que más tiene quitarle al que tiene menos»
…señaló.
Este mundo o sociedad corrupta es el resultado de la suma combinación e integración del mal que cada uno de nosotros provoca al no medir nuestros instintos guiados por estos principios morales. Esto es un mal o pecado social, reconoció.
Este es el marco de referencia dentro del cual “tenemos que hacer nuestro discernimiento para buscar siempre las situaciones sociales y comerciales que producen el bien mayor para todos y todas”, dijo el Doctor Moreno Aranda.
Se refirió a cómo debe vivir el ser humano: “La gloria de Dios es que el ser humano viva y viva en plenitud y nuestro proyecto social y comercial debe tener como fin último que todos los seres humanos sin distinción de razas o niveles educativos o económicos tengamos una vida digna. Discernir el bien mayor significa estar siempre conscientes de que el bien de los demás debe guiar todas nuestras decisiones”.
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