• 15 de octubre de 2025
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Excusas o Resultados: Ambas No Se Pueden

Excusas o Resultados: Ambas No Se Pueden

Por: C.P.C. y M.I. José Mario Rizo Rivas


En una conferencia de Empresarios y Dirigentes, Marcelo Michel Leaño lanzó una frase que me hizo detenerme y reflexionar: «Excusas o resultados: ambas no se pueden.»

 

Esta reflexión nace de una idea que confronta más que explica. Porque en la vida no hay espacio para justificar lo que no hicimos si realmente queremos construir lo que estamos llamados a lograr. El camino hacia el logro comienza cuando dejamos de justificarnos y empezamos a comprometernos.

«La constancia pesa más que cualquier justificación; quien actúa transforma la dificultad en oportunidad.»

Hay frases que no solo se escuchan, se sienten. Que no solo se entienden, se confrontan.


La frase que da título a este artículo me llevó a mirar con honestidad los momentos en que he justificado lo que no hice, en lugar de asumir lo que sí pude haber logrado. Esta reflexión es para quienes buscan crecer sin pretextos, avanzar sin atajos y liderar con responsabilidad.

 

En la vida, en la empresa y en la profesión, solemos caer en la misma trampa: justificarnos. Decimos que no tuvimos tiempo, que el mercado no ayudó, que no era el momento. Pero en el fondo sabemos que, más que falta de oportunidad, hubo falta de decisión. Las excusas alivian el presente, pero hipotecan el futuro.

 

Cuando no alcanzamos un objetivo, lo primero que hacemos es explicarnos —y explicarle a los demás— por qué no fue posible. Buscamos razones que nos hagan sentir menos responsables, pero que en realidad nos alejan de la verdad: no dimos todo lo que teníamos para hacerlo.

 

En lo personal, pensemos en la salud, en la dieta, en bajar de peso. No es que «no se pueda», es que no seguimos el plan, no fuimos constantes, preferimos postergar la disciplina por un placer inmediato. La excusa es el refugio perfecto: «la genética», «el trabajo», «la falta de tiempo». El resultado, sin embargo, habla por sí mismo.

«Quien se justifica se estanca; quien se incomoda crece.»

 

En lo profesional, la historia se repite. El estudiante que no aprueba un examen puede decir que “el profesor no explicó bien”, pero detrás hay horas que no se dedicaron al estudio. El profesional que no consigue avanzar en su carrera puede culpar a la empresa, cuando muchas veces lo que faltó fue preparación, iniciativa o búsqueda activa de oportunidades.

«El respeto al esfuerzo propio es el inicio del respeto a los resultados de los demás.»

 

En la empresa, los ejemplos son aún más evidentes. El negocio que no crece culpa a la economía, al gobierno o a los clientes que “no entienden el valor del producto”. Pero siempre hay otros que, en el mismo contexto, encuentran cómo innovar, mejorar procesos o reinventar su propuesta. No es el entorno el que decide, sino la forma en que enfrentamos ese entorno.

«Excusas o resultados: en la vida, la empresa y la profesión, solo una elección abre caminos.»

 

En cualquier ámbito, la clave está en dejar de justificar y empezar a actuar. Las excusas nos hacen sentir cómodos hoy, pero nos dejan vacíos mañana. Los resultados, en cambio, exigen incomodidad ahora, pero nos dan satisfacción y libertad en el futuro.

«Las excusas dan alivio inmediato, pero dolor duradero; los resultados exigen dolor inmediato, pero alivio duradero.»

Conclusión
  • En la vida personal: la disciplina es más poderosa que la motivación momentánea.

  • En la profesión: la preparación y la constancia abren más puertas que la queja.

  • En la empresa: la innovación y la acción pesan más que las circunstancias externas.