Imagina que entras a un elevador y te topas con un posible inversionista, cliente ideal o aliado estratégico. Tienes el tiempo que dura el trayecto —60 segundos— para presentarte y despertar su interés. ¿Sabrías qué decir? ¿Tendrías un discurso listo, claro, poderoso?
Ese es el elevator pitch. Y aunque se ha convertido en un concepto muy repetido, pocos empresarios saben utilizarlo realmente como la herramienta de alto impacto que es.
¿Qué es el elevator pitch y por qué importa más que nunca?
El elevator pitch no es un discurso memorizado ni una tarjeta de presentación verbal. Es la capacidad de comunicar quién eres, qué haces y por qué importas de forma breve, auténtica y efectiva. Es una forma de saber venderte sin parecer que estás vendiendo.
Hoy lo usamos todo el tiempo: en reuniones de networking, en la apertura de una presentación, en redes sociales, frente a un inversionista, o incluso al responder la simple pregunta: “¿A qué te dedicas?”
La clave está en entender que esa pregunta no se refiere a lo que haces, sino a qué resuelves y qué beneficios ofreces. Porque quien te escucha piensa: ¿Qué gano yo al conocerte o colaborar contigo?
Antes del pitch: conecta con la persona
Antes de lanzarte a explicar tu negocio, genera conexión. Un buen rompehielo puede marcar la diferencia. En mis sesiones, enseño a usar preguntas de poder —ligadas a intereses, pasiones o valores de la otra persona— para iniciar una conversación con humanidad.
Mencionar su nombre, prestar atención a su lenguaje corporal y establecer una presencia genuina ayuda a que tu mensaje entre con fuerza. Recuerda: la confianza se construye antes de hablar de negocios.
La fórmula del pitch ganador: las 5 plantas del elevador
En No Hables, Comunica Academy, enseño el elevator pitch como si fuera subir cinco pisos clave. Cada uno representa un bloque que debe estar presente, aunque no necesariamente en ese orden:
¿Qué necesidad resuelves?
¿Cuál es el problema o deseo que tu producto o servicio atiende?
¿Por qué tú?
¿Qué te hace diferente, valioso o confiable para resolverlo?
¿Cómo lo haces?
Explica tu modelo de solución: ¿consultoría?, ¿plataforma?, ¿servicio personalizado?
¿Qué necesitas?
¿Clientes, aliados, inversión, difusión? Sé claro para que sepan cómo ayudarte.
¿Qué beneficios generas?
Habla desde el valor: ahorro, crecimiento, prestigio, tranquilidad, belleza, juventud, estatus…
Cada pitch debe tener introducción, cuerpo y cierre, pero siempre con un tono natural. No se trata de recitar, sino de conversar con intención.
Practícalo, púlelo, y hazlo parte de tu ADN
El elevator pitch no se improvisa. Se diseña, se practica y se pule hasta que suene a ti. Aconsejo no memorizarlo, sino interiorizarlo.
Si tienes diferentes unidades de negocio o líneas de producto, crea un pitch para cada uno, pero mantén una esencia coherente. Y algo aún más importante: haz que todo tu equipo lo conozca y lo replique. Cuando toda tu empresa habla el mismo idioma, vendes con fuerza, claridad y coherencia.
En resumen:
El elevator pitch no es un lujo, es una herramienta estratégica de venta, posicionamiento y conexión. En un mundo donde la atención es escasa, quien comunica con precisión tiene la ventaja.
Prepáralo hoy. Porque nunca sabes cuándo ese elevador va a abrirse… y puede que del otro lado esté tu próxima gran oportunidad.
Este artículo fue co-creado con Inteligencia Artificial, a partir de mi experiencia como formador en oratoria y comunicación estratégica para empresarios, emprendedores y líderes de alto impacto.
Porque en la era digital, quien mejor se comunica, conquista.