- 20 de marzo de 2025
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La Diversificación De Las Exportaciones ¿Mito O Realidad?


POR: MLI. CARLOS NOVA SANCHEZ
Nauta Global Trade
Desde 1994, con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la economía mexicana ha experimentado una profunda transformación en sus relaciones comerciales. Uno de los temas recurrentes en el ámbito empresarial y político ha sido la diversificación de las exportaciones. A pesar de los constantes debates y esfuerzos por ampliar el espectro de mercados internacionales, la realidad nos muestra un escenario inalterable: más del 80% de las exportaciones mexicanas tienen como destino Estados Unidos.
Ante esta situación, surgen cuestionamientos clave: ¿es esta concentración una debilidad estructural o una ventaja estratégica? ¿Es viable para México reducir su dependencia comercial con EE.UU., o, por el contrario, resulta más conveniente consolidar esta relación?
Este artículo busca analizar los factores que han determinado la actual configuración de nuestras exportaciones y argumentar por qué la alta concentración en el mercado estadounidense es, en realidad, el camino correcto para la economía mexicana.
La Realidad Económica: Factores Históricos y Geopolíticos La integración comercial con EE.UU. no es un accidente, sino el resultado de una combinación de factores geográficos, económicos y políticos. La cercanía física entre ambos países reduce costos logísticos y tiempos de transporte, lo que posiciona a México como un proveedor estratégico dentro de las cadenas de suministro de Norteamérica. Además, acuerdos comerciales como el TLCAN y su evolución hacia el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) han fortalecido los lazos económicos, brindando certidumbre a los inversionistas y exportadores mexicanos.
Desde una perspectiva histórica, México ha intentado diversificar sus mercados en distintas ocasiones. Sin embargo, las barreras arancelarias, la competencia con otros actores globales, las diferencias regulatorias y los usos y costumbres distintos han hecho que los intentos de expansión hacia otras regiones, como la Unión Europea o Asia, sean limitados y en muchos casos ineficaces.
Dependencia o Especialización: Un Análisis Crítico El concepto de dependencia suele llevar una connotación negativa en el discurso económico y político. Sin embargo, en el caso de las exportaciones mexicanas, es necesario reformular esta narrativa.
Más que una dependencia riesgosa, la fuerte relación con EE.UU. representa una especialización estratégica dentro de una economía global interconectada. Industria tras industria, México se ha consolidado como un socio clave en sectores de alto valor agregado como la manufactura automotriz, aeroespacial, tecnología y bienes de consumo.
La existencia de una infraestructura industrial desarrollada, un marco regulatorio compatible con el estadounidense y una mano de obra altamente capacitada refuerzan la competitividad del país dentro de esta relación comercial. Además, es importante reconocer que la diversificación de mercados no es sinónimo de mayor estabilidad económica.
Si bien es cierto que una mayor distribución geográfica podría mitigar algunos riesgos asociados con la política comercial estadounidense, también implica costos adicionales en logística, regulación y adaptación a diferentes normativas, lo que podría afectar la rentabilidad de las empresas mexicanas.
La ineficiente infraestructura logística en el país hace que los costos asociados con el transporte, aduanas, almacenaje y seguros representen entre el 12% y el 20% del PIB. Esto significa que por cada 100 dólares de mercancía exportada, las empresas mexicanas gastan entre 12 y 20 dólares en costos logísticos, lo que puede representar entre un 25% y un 30% del costo total de la mercancía.
En este contexto, tener a una de las principales potencias económicas del mundo a unos kilómetros de distancia, con 40 millones de consumidores tropicalizados y necesitados de mercancías mexicanas, refuerza la conveniencia de consolidar la relación comercial con EE.UU.
La Globalización: Un Nuevo Paradigma Empresarial Sumado a lo anterior explicado, es importante entender que en el mundo empresarial seguimos viendo la globalización como hace 35 años, basándonos en teorías de economistas como Adam Smith y David Ricardo, quienes sostenían que a mayor globalización, mayor crecimiento económico.
Sin embargo, la realidad ha evolucionado. La dinámica geopolítica, las disputas comerciales y el impacto del COVID-19 han demostrado que la nueva tendencia global ya no es simplemente globalizarse, sino lo que denominó microglobalizarse. La microglobalización implica que los países prioricen el fortalecimiento de sus relaciones comerciales dentro de regiones estratégicas en lugar de depender de cadenas de suministro dispersas a nivel mundial.
Un ejemplo claro fue la crisis del COVID-19, en la que EE.UU. se percató de que no tenía control total sobre su abastecimiento, ya que China dominaba gran parte de las rutas logísticas y navieras. Como respuesta, EE.UU. reorientó su estrategia hacia una mayor independencia regional, apostando por la relocalización de su producción y fortaleciendo alianzas con socios cercanos y confiables.
En este contexto, México, quizá sin planearlo de manera deliberada, se ha beneficiado de esta tendencia. Su ubicación geográfica, la infraestructura industrial existente y su red de tratados comerciales han permitido una integración profunda con EE.UU., lo que lo posiciona de manera privilegiada en esta era de microglobalización. Comprender este nuevo paradigma no solo es clave para los tomadores de decisiones, sino también para los empresarios que buscan optimizar sus estrategias en un entorno global cada vez más regionalizado.
La Diversificación Inteligente: Una Visón Pragmática El debate no debe centrarse en una dicotomía entre diversificación y concentración, sino en cómo optimizar nuestra estrategia exportadora de manera pragmática. México debe continuar fortaleciendo su presencia en EE.UU. mientras explora oportunidades complementarias en otros mercados clave. Una diversificación efectiva no significa reducir exportaciones a EE.UU, sino aumentar la competitividad en sectores donde México pueda consolidarse con ventajas comparativas.
No debemos concebir la diversificación como una respuesta reactiva a desacuerdos políticos con la administración de Trump, sino como una estrategia de optimización para aumentar la rentabilidad y sostenibilidad del comercio exterior. En otras palabras, el grueso de las exportaciones debe continuar enfocado en Estados Unidos, mientras que nichos especializados y productos de alto valor agregado pueden expandirse a mercados alternativos con menor volumen pero mayor rentabilidad.
Para que esta estrategia sea efectiva, es fundamental aprovechar el amplio abanico de tratados y acuerdos comerciales que México mantiene con diversos países, posicionándolo como una de las naciones con mayor acceso preferencial a mercados globales.
Esta red de acuerdos permite que la diversificación no sea simplemente una teoría, sino una posibilidad real, facilitando la inserción en cadenas globales de valor con condiciones comerciales favorables.
Conclusión: Una Perspectiva Empresarial y de Estado Para empresarios y tomadores de decisiones, la clave está en comprender que la alta concentración de exportaciones en EE.UU. no es una debilidad, sino una ventaja competitiva. No obstante, esto no implica un conformismo estratégico. Las empresas deben aprovechar la sinergia con el mercado estadounidense para escalar su presencia internacional de manera progresiva y sustentable.
En este sentido, es fundamental que tanto el sector empresarial como el gobierno implementen estrategias orientadas a reforzar la infraestructura, la eficiencia logística y la competitividad de las exportaciones. La proximidad con EE.UU. y la profunda integración comercial ofrecen una ventaja inigualable que debe ser capitalizada con una planificación precisa y un enfoque en sectores de alto valor agregado.
Así, la diversificación debe entenderse no como una sustitución del mercado estadounidense, sino como una estrategia complementaria para fortalecer la posición de México en el comercio global.
La capacidad de adaptación a las nuevas tendencias de regionalización y microglobalización será determinante para asegurar un crecimiento económico sostenido y consolidar a México como un actor clave en el comercio internacional.
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